miércoles, 9 de diciembre de 2009

Fiesta en el club de rock local

Con algunas demoras, pero con la energía de siempre, Las Pastillas del Abuelo irrumpieron en el escenario de la cancha auxiliar de Ferro cerca de las 22 hs de un sábado que confirmaría el presente musical de una de las bandas que más ha crecido en estos últimos años.

Ante una multitud de alrededor de 15 mil personas, los acordes de la banda rompieron con la monotonía de la noche, haciendo vibrar a todos los presentes que comenzaron a saltar ante cada uno de los temas, como es característica de las "fiestas pastilleras", como les gusta decir a músicos y seguidores de la banda de Caballito.

Así se fueron sucediendo los temas clásicos de Las Pastillas, entremezclados entre los éxitos de "Crisis", editado en 2008 y presentado en sociedad en un desbordante "Islas Malvinas". Obviamente tampoco faltaron los amigos, invitados a compartir escenario como tantas veces, garantizando que la fiesta de un salto de calidad importante en cuanto a los músicos de los que el público puede disfrutar.


Respecto a esto, seguramente la frutilla del postre fue la presencia de Tete, integrante de La Renga, que no quiso perderse esta fiesta y dijo presente, casi en el final de la velada.

Fueron poco más de tres horas las que ocupó la banda en recorrer su pasado musical, el presente y el futuro cercano, en un deleite musical que fue disfrutado no sólo por las más de 15 mil almas sobre el césped de Ferro, sino por muchos que pudieron prenderse a la transmisión de La Mega (98.3 mhz) que incluyó el recital en su programación, llevando la fiesta a cada casa de los fanáticos.

El punto negro de la noche, en cuanto al show, lo marcó el sonido. Al igual que lo ocurrido en los últimos espectáculos al aire libre (ni el Pepsi Music se salvó), los volúmenes exigidos por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires dejan bastante que desear, desnaturalizando todo aquello que se entiende por fiesta musical, en este caso, rockera. Es muy raro ver semejante estructura montada, tanto equipo de sonido puesto en funcionamiento, y que el rendimiento sea quizás, en la mitad de su potencialidad.

Tal vez sea la hora de pensar en dejar de lado los escenarios al aire libre para volver a recluir los recitales en ambientes cerrados, en los que la música que diseminan por el aire los artistas llegue a los oídos de los fanáticos como ellos merecen, porque en definitiva son ellos los que pagan una entrada y merecen ver y disfrutar del espectáculo del mejor modo posible, y no según lo que determine alguien sentado detrás de su escritorio de roble.

PABLO SANTIAGO
Papelmundo Contenidos
Fotos: Pablo Santiago - Lucía Caricato

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