Rosas se volvió a coronar como el mejor de la Doble Bragado. El equipo continental Buenos Aires la Provincia fue el ganador por equipos. El bragadense Facundo Lezica fue nuevamente el mejor Sub 23.
En una etapa en la que se dedicaron a rodar, con una Doble
Bragado absolutamente definida, Laureano Rosas volvió a coronarse como el
campeón de la competencia ciclística más importante de la Argentina.
Un resultado que se fue consolidando con el correr de las
etapas, en base al trabajo de un equipo que llegó a la competencia con un
objetivo claro, ganar la Doble. Y para eso se fueron tejiendo las estrategias
de un brillante técnico como lo es Adrián Gariboldi, el pedalista en actividad
con más participaciones en “la clásica” y quien ha sido el dominador de las
acciones en el último lustro, sólo derrotado por el Tres de Febrero de 2013,
con el que Fernando Antogna se coronó ganador.
Rosas se quedó con 8 de las 9 etapas que tuvo esta carrera.
Impactante e implacable. El único momento en el que cedió el lugar más alto del
podio fue en Junín, ante un inspiradísimo Juan Melivillo, que lo derrotó por
apenas 3 décimas en los 7 kilómetros. Gentileza a la que el florense respondió
en Bragado, al sacarle más de 15 segundos al representante del Sindicato de
Televisión, en el duelo de esta Doble.
Ahondar en más comentarios sobre lo hecho por Laureano Rosas
sería volver a repetir más de lo mucho que se ha dicho en toda la semana de
competencia. Sólo hay que rendirse a los pies de uno de los mejores ciclistas
que tiene este momento y disfrutar de su capacidad para definir en el sprint
final, su denodado esfuerzo y trabajo a conciencia para consolidarse como el
mejor y la humildad que lo hace aún mirar con una mezcla de asombro y vergüenza
a todos los que lo saludan y piden tomarse una foto con él.
La Doble ha terminado con la mejor nota en cuanto a lo
deportivo y el espectáculo brindado por estos verdaderos gladiadores sobre
corceles de acero y ruedas, en una edición que fue marcada por los
imponderables y las malas condiciones climáticas, que obligaron a suspender el
prólogo, la llegada a Pergamino, la etapa en el 4 avenidas de Pergamino (se
hizo en ruta) y la etapa reina en el circuito callejero de Bragado.
Quedan para revisar cuestiones como la selección de las
rutas por las que la competencia transcurre, motivo de quejas de muchos de los
participantes de este año, y quizás revisar la pertinencia de la llegada a la
Ciudad de Buenos Aires, tan ajena e indiferente a un evento como este que
termina por opacar lo que debería ser un cierre festivo, tornándolo en un mero
trámite en el que, otra vez, ni siquiera hubo un trofeo en reconocimiento al
ganador de la general por equipos.
La que viene será la Doble Bragado número 80 y como tal, se
espera que entre todos logremos hacer de esta prueba una verdadera fiesta del
ciclismo para festejar la longevidad de una carrera que está muy afianzada en
el corazón de los argentinos.
Pablo Santiago
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