Si bien los Guasones son la banda platense con más convocatoria de estos días, eso no fue suficiente para derrotar el color plomizo del cielo, que hasta se ocupó de regar por un largo tiempo los terrenos y plazas donde deberían de haber estado los jóvenes.
Que el marco fue importante de todos modos, eso no cabe duda. Sin embargo, las casi 50 mil personas que se llegaron a Plaza Moreno parecieron contagiadas por la tristeza del cielo, que recién se abrió a los festejos alrededor de las 17 hs.
No se puede hacer reproches a una banda que demostró sobre el escenario la fuerza y contundencia de siempre. Con rockanroles poderosos y baladas plagadas de armonías deliciosas, Guasones brindó un espectáculo cuidado, con una gran prolijidad y buscando mantener el hilo de entusiasmo del público en todo momento.
Pero fue eso lo que faltó, justamente.Apenas un grupito de fanáticos de los muchachos platenses, que pudo hacerse del frente del escenario montado sobre la plaza, se encargó de poner el clima de fiesta idílica para con la banda. El resto, unas 45 mil personas más que se acercaron a disfrutar de lo que quedaba del “Día de la Primavera”, apenas se animaron a cantar por lo bajo alguna que otra de las canciones que han hecho famosos a Facundo y los suyos.
Realmente causa un poco de desconcierto la falta de entusiasmo. Quizás algunos dirán que es a causa de la masividad de este tipo de convocatorias. Aunque si se tiene en cuenta que en estas fechas los platenses están acostumbrados a poder acceder gratuitamente a figuras excluyentes de la escena musical, ese argumento queda descartado de plano.
Tampoco se podría buscar la respuesta por el lado de la banda, porque está bastamente comprobado el lugar de Guasones en la actualidad de la música nacional.
Lo seguro es que, ante estas posibilidades que se brindan, las bandas merecen el mejor de los marcos y que la fiesta sea completa, vivida a full y con la energía necesaria como para hacer de cada uno de estos eventos masivos mejor que el anterior. Procurando que cada uno de los que pisa ese escenario morenista, o en el bosque platense, se lleve guardado bien adentro suyo ese recuerdo imborrable que para un músico es poder hacer cantar y bailar a una masa de gente que, en cualquier otro lugar, es prácticamente imposible de reunir.
por
Pablo Santiago
Fotos: Pablo Santiago
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