jueves, 17 de diciembre de 2015

A paso de cangrejos

Dólar libre, aumento de tarifas de los servicios públicos, devaluación del salario, jueces a dedo, endeudamiento... Cambiemos, al estilo cangrejo.


Ha pasado apenas una semana desde la asunción de Mauricio Macri como Presidente de la Nación y la impronta neoliberal se siente claramente en las medidas adoptadas por esta nueva gestión.

Aquella "revolución de la alegría" que gritaban a los cuatro vientos durante la extensa campaña electoral, se ha visto trocada por caras largas y bolsillos cada vez más pequeños para los trabajadores, que ven con preocupación lo que ocurre con la política económica. Es que este sinceramiento de la economía ha tenido apenas un sector beneficiado, claro está, el de los poderosos, que ven con beneplácito estas acciones que se llevan adelante, situación idéntica a la que nos tocó soportar a los argentinos en otras épocas.

De hecho, a medida que corren los días, muchas voces que festejaban y se mostraban concordantes con esta revolución macrista empiezan a mostrar sus bemoles, a quitarse por un instante esa venda que sobre los ojos les impuso el odio, si, su propio ODIO, por las políticas que durante más de una década ponían a la persona por sobre el mercado, al otro como titular de derecho y destinatario de acciones de inclusión social y laboral en lugar de ser un "numero de beneficiario".

Caso paradigmático si los hay es el de Hugo Moyano, quien ahora, si... recién ahora, sale a denunciar el "aroma a los '90" en las ideas de Cambiemos y el rumbo que está tomando Argentina. Podemos sumarle a eso muchas voces que desde el lunes estamos oyendo, hasta desde el mismo espacio político del Presidente, con una andanada de críticas hacia la designación de dos jueces para la Corte Suprema de Justicia mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia (ojo... esto no es avasallar los poderes republicanos, no... porque el Congreso recién vuelve a trabajar en marzo y no da que los convoquemos a extraordinarias... justo ahora que están llegando las fiestas).

Así las cosas, y lo que antes todos se preocupaban por denunciar como "campaña del miedo", va paulatinamente transformándose en la más absoluta de las realidades. Como trabajador, desde un rol de comunicador y, claro está, también desde mi lugar de militante por una Patria justa, libre y soberana, no me sale hacer oídos sordos a esto que nos está pasando hoy. 

Me duele, me genera mucha tristeza, me llena de incertidumbre, pero a la vez de valentía y fuerza para seguir luchando, para seguir creyendo en que ningún cambio es absoluto y que será siempre el pueblo quien protagonice la revisión de todos los procesos políticos, ya que en definitiva es el propio pueblo quien les otorga ese poder. 

Y entendiendo eso, confío en que, luego de estos cuatro años que tenemos por delante, será el clamor popular el que vuelva a levantar las banderas de la dignidad, la justicia social y la soberanía político-económica. Ese será quizás el mejor reflejo que estos jóvenes treinta y pico años de democracia que nos toca transitar no han sido en vano, y que aún cuando puedan existir las equivocaciones, los cambios en "modo cangrejo" no son los que todos y todas queremos. 

Pablo Santiago
Papelmundo Contenidos
Foto: O' Globo

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