jueves, 16 de julio de 2009

Un campeón con temperamento y humildad


Carlos Oliveri, enviado especial El equipo de Alejandro Sabella ganó la Copa Libertadores de América y demostró que cuando al fútbol se le agrega temperamento, humildad, sacrificio y convicción, es posible lograr hazañas como la de anoche: vencer a un buen equipo como Cruzeiro en el temible estadio Mineirao.

El bravo “León” luchó estoicamente en un terreno de juego enorme y difícil, con la inmensa mayoría del público en contra, pero con la fortaleza de carácter que sólo poseen los equipos bien forjados.

Estudiantes ganó en el Mineirao 2-1 y obtuvo su cuarto título continental. Remontó un marcador adverso y terminó aplaudido por los mismísimos hinchas del conjunto local, sorprendidos y finalmente resignados ante tamaña manifestación de poder futbolístico y fuerza de carácter.

Y aunque el destino le hubiese jugado una mala pasada, los conceptos serían los mismos, aunque a lo largo de la Copa Estudiantes hizo los méritos suficientes para que el final de la historia haya sido el que fue.

Escalón por escalón, Estudiantes fue subiendo la cuesta de la edición número 50 de la Copa Libertadores de América. El “Pincha” comenzó bien de abajo, dejando en al camino a Sporting Cristal de Perú en la serie preliminar. Luego, integrando el grupo 5, tuvo que lidiar con Cruzeiro, Deportivo Quito (Ecuador) y Universitario de Sucre (Bolivia).

Escolta del equipo de Belo Horizonte en su grupo, Estudiantes siguió desandando el camino en sucesivos encuentros frente a Libertad (Paraguay), Defensor Sporting (Uruguay) y Nacional (Uruguay).

Para aquellos apasionados por las estadísticas, cabe mencionar que el chileno Carlos Chandía, el mismo que dirigió anoche la final contra Cruzeiro, fue el árbitro del primer encuentro del ahora campeón de América ante Sporting Cristal.

Con la llegada de Alejandro Sabella a la dirección técnica, Estudiantes comenzó una nueva etapa y encaró la recta hacia la final de la Copa.

Leonardo Astrada, el entrenador que precedió a Sabella, renunció luego de la derrota en Ecuador frente a Deportivo Quito y entonces, con el ex mediocampista que integró el equipo ‘albirrojo’ en los años 1982/85, el “León” fue madurando partido tras partido, adquirió identidad y mística y cautivó a sus hinchas y hasta quienes simpatizan con otras divisas deportivas.

Estudiantes con Sabella de entrenador sólo le marcaron en la Copa Libertadores dos goles (Alexander Medina de Nacional de Montevideo y Henrique de Cruzeiro) capeó varios temporales.


Las bajas por lesiones de Agustín Alayes (frente a Deportivo Quito, en la Plata) y de Marcos Angeleri (ante Tigre, por el torneo Clausura), más las circunstanciales dolencias de Christian Cellay y Juan Sebastián Verón no fueron impedimentos para que el “albirrojo” siguiera su marcha.

Sin Verón, el “Gran Capitán”, Estudiantes venció a Nacional con todo el estadio Centenario dispuesto a disfrutar una victoria local.
Jubiloso por el cuarto título de Copa Libertadores, Estudiantes vive este presente de gloria. Jugadores, dirigentes e hinchas aportaron lo suyo para que el emprendimiento alcanzara el objetivo deseado.

Ahora, mientras los festejos continúan en La Plata, es el momento para recordar las grandes atajadas de Mariano Andújar, a Angeleri, Christian Cellay, Leandro Desábato, Alayes, Germán Ré, Juan Manuel Díaz, al “Flaco” Schiavi, quien se integró al equipo en los tramos finales y se adaptó como si hubiese jugado toda la vida con la “albirroja”.

Este es el momento también para mencionar el despliegue del ‘Chapu’ Braña al que los hinchas extrañarán cuando parta para incorporarse a Tigres de México, Leandro Benítez (convirtió el gol del triunfo contra Defensor Sporting, en La Plata), Mauro Boselli (el “verdugo” de Nacional y nada menos que el autor del gol decisivo en la final), la “Gata” Fernández (el de las apariciones salvadoras), Matías Sánchez, Diego Galván (hizo el tanto de la victoria ante Nacional en el cotejo de ida) , Juan Manuel Salgueiro, Maxi Nuñez, y todos los demás muchachos.

Y finalmente, a Juan Sebastián Verón, de profundas raíces ‘pincharratas’, el estandarte del equipo, el futbolista diferente, el de las arengas antes de entrar al campo de juego.

“Vamos por la gloria”, fue anoche el grito de combate de la “Brujita”. Y Estudiantes estuvo acorde con su historia. Ganó en un coloso para muchos inexpugnable. Estudiantes fue un “torazo en rodeo ajeno” y hoy, sin marearse, disfruta de las mieles del éxito.

Estudiantes es un campeón con todas las letras, un equipo que le rinde tributo al fútbol como juego colectivo y que le adosa una alta cuota de temperamento y humildad. Por todo ello, ¡Salud Campeón!

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Fuente: Telam

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