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“Aunque me gusta que me tengan en
cuenta, hay un camino de independencia que no tiene vuelta atrás. La idea es
tratar de poner más fichas en generar espacios y para eso es importante
encontrarse con artistas que están en el mismo camino que yo”, reflexiona
Barrionuevo en una entrevista con Télam.
Mate en mano y sentado en la
cocina de la productora del barrio porteño de Villa Ortúzar que maneja su
agenda de recitales, el folclorista confiesa que “le gustaría traer la Peña
Trashumante a Buenos Aires, a un lugar como el estadio Malvinas Argentinas que
es el espacio más parecido al Atenas de Córdoba donde la hacen frecuentemente”.
El guitarrista y cantante que
dota de testimonio, consecuencia y lirismo a la canción nativa, vivió
recientemente en carne propia esa capacidad de generar ámbitos propicios cuando
tres vientistas que no provienen del ámbito del folclore se ofrecieron a ser
parte de su banda.
El saxofonista tenor Agustín
Azubel, el trombonista Martino Gesualdi y el trompetista Nahuel Aschei,
provenientes respectivamente de Nonpalidece, Dancing Mood y La Perra que los
Parió, se sumaron a César Elmo (batería y percusión), Sebastián Sayes (bajo),
Marcelo Gómez (guitarra, coros) y Edgardo Castillo (guitarra, vientos, coros),
desde abril pasado cuando puso “Rodar” en la disco rockera Vorterix.
“Agustín, de Nonpa, se me acercó y me dijo que
le gustaría hacer cosas desde los vientos, que es algo que yo no había pensado
como parte de mi sonido”, comenta.
“Después, los tres -abunda- se
pusieron a bajar shows míos de Youtube me mandaron los arreglos grabados y
pareciera que hubiéramos tocado juntos siempre”.
El autor de gemas como “Zamba y
acuarela”, “Cuarto menguante”, “Oye Marcos”, “Esta historia” y “El activista”,
señala que el acercamiento de los instrumentistas “me dio alegría porque se acercaron
con mucho respeto e implicó un gesto de cariño que no tiene que ver con que
estén especulando para hacer un laburito conmigo”.
El trovador consigna que “nos
acomodamos tanto en el espacio como con la guita porque mi pretensión es hacer
buenos laburos. Para lo único que me interesa tener plata es para hacer buenos
discos y, cada tanto, comprarme una guitarra”.
Al repasar la experiencia
compartida, revela entre risas que los tres vientistas “disfrutan y están
flasheados por ir a los festivales folclóricos donde están descubriendo el
verdadero rock criollo”.
Desde lo estrictamente musical,
indica que “siento mucha potencia y nos divertimos tocando porque apareció un
sonido que siento que encaja perfectamente, aunque todavía no los incluyo en
las chacareras”.
Conocedor de ese paño que mamó
desde niño en su Frías natal, apunta que “meterle vientos a las chacareras lo
hicieron Andrés Chazarreta en los 40 y el Chango Farías Gómez con su orquesta,
pero ciertamente lleva su tiempo agarrar el swing de algunos géneros”.
La referencia a la historia y a
los aportes que irrumpen en su sonido, lleva a que reflexione que “hay una
cuestión que tiene que ver con la tradición sin la que no se puede hacer ningún
tipo de vanguardia”.
“Desde el desconocimiento de un
género -abunda reconcentrado- no creo que pueda hacerse algo innovador. Muchas
veces puede salir algo copado, algo lindo, pero algo realmente trascendente
no”.
Yendo a lo personal, redondea que
“por eso estoy muy tranquilo con lo que aprendí de la infancia y sé que a la
hora de tocar una zamba o una chacarera, lo hago con ese soporte y sé
perfectamente sobre qué estoy hablando”.
Aunque despida “Rodar” en el
centro porteño, el futuro inmediato de Raly lo tendrá tomando parte en una
veintena de festivales folclóricos del verano en los que participará, siempre y
cuando, “pueda hacer un determinado desarrollo musical”.
“Si me dicen que haga dos temas
me quedo tomando un vino en casa, pero tampoco me interesa tocar dos horas
porque eso me parece egoísta para con la mucha gente que está esperando”,
razona poniendo el foco en el universo festivalero.
Mientras tanto, ya está
pre-produciendo “Radio AM 2”, segunda entrega de una placa cuya primera versión
salió en 2009, que aspira a publicar en vinilo y que volverá a unirlo con la
pianista cordobesa Elvira Ceballos y con el guitarrista riojano Luis
Chazarreta.
Capaz de anticipar la continuidad,
desliza que “este va a ser más de las canciones que cantaba mi papá, con más
valses y hasta un tanguito acriollado que se llama `Y dicen que no te quiero´,
que cantaba Nelly Omar”.
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